Como muchos ya sabéis, hace unos meses emprendí un nuevo proyecto Fotógrafos de parto con dos compañeros maravillosos, que nos tiene fascinados.
Ser fotógrafa de nacimiento es tener el privilegio de dar forma a unos recuerdos llenos de momentos irrepetibles, de plasmar para esos pequeños el instante de su llegada al mundo, y de ver la ilusión de sus progenitores esperando su llegada.
Queremos normalizar la fotografía de nacimiento y desmitificar esos momentos como algo sangriento y desagradable, pues se pueden obtener unas imágenes llenas de ternura, complicidad y belleza como en ningún otro momento.
Este fin de semana he conocido a unas compañeras de viaje que me han hecho tener más esperanza si cabe de que estoy en el camino correcto, y que juntas seremos más fuertes para que cada vez más familias opten por saber más sobre el parto y la fotografía de nacimiento, y para que las mujeres pierdan ese miedo al momento y puedan disfrutarlo plenamente, informadas, y conscientes de lo que ocurrirá.
Gracias a la Asociación Española de Profesionales de Imágenes del Nacimiento AEPIN por acoger a todas las profesionales que queremos hacer de ésta fotografía nuestra insignia.
Cuando decidí dedicarme a la fotografía de forma profesional, tenía muy claro que la maternidad era la base, no entendía muy bien porqué, pero cada día que pasa comprendo más que el vínculo con mi madre es el inicio, y las circunstancias de mi vida han hecho que me vuelque tanto en el empoderamiento de la mujer para crecer.
Vivir estos momentos que os muestro a continuación marca profundamente, y hay que estar preparada para saber asimilar la importancia que va a tener tu presencia en el proceso.
Pero ha sido una de las mejores experiencias de mi vida sin lugar a dudas.
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